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Histórico: el Gobierno y las Farc sellan hoy acuerdo de paz

Colombia vivirá hoy uno de los días más importante de su historia con la firma oficial del acuerdo de paz entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno, poniendo fin a un conflicto armado que ha desangrado al país por más de medio siglo.

El pacto, alcanzado el 24 de agosto, será firmado por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Rodrigo Londoño, más conocido por sus nombres de guerra Timoleón Jiménez y Timochenko.

Cada uno pronunciará un discurso en la ceremonia prevista a partir de las 5:00 p.m. en el Patio de Banderas del centro de convenciones de Cartagena, ante unas 2.500 personas invitadas a vestirse de blanco.

16 jefes de Estado estarán presentes, entre ellos el cubano Raúl Castro, cuyo país acogió durante casi cuatro años las negociaciones de paz, auspiciadas también por Noruega, Venezuela y Chile.

Entre las personalidades esperadas en este acto, con un duración cercana a los 70 minutos, figuran el rey emérito Juan Carlos, de España, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; su homólogo de la Organización de Estados Americanos, OEA, Luis Almagro; los presidentes del Banco Mundial, Jim Yong Kim, y del Fondo Monetario Internacional, FMI, Christine Lagarde; así como el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y el del Vaticano, cardenal Pietro Parolin.

Veintisiete cancilleres, los exmandatarios de Uruguay, José Mujica, y de México, Ernesto Zedillo, el expresidente del gobierno español, Felipe González, y el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, también confirmaron su presencia en Cartagena, a dónde igualmente fueron invitados representantes de las millones de víctimas del conflicto.

Las Farc, que surgieron en 1964 de una insurrección campesina y que todavía cuenta con unos 7.500 combatientes, han librado una cruenta guerra durante 52 años contra el Estado Colombiano.

En ese medio siglo la guerrilla no pudo cumplir con su objetivo de tomarse el poder político por las armas, ni el Gobierno logró derrotarla militarmente, pero el balance que deja el conflicto es uno de los más sangrientos del mundo.

Según cifras del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la guerra con las Farc dejó al menos 220.000 personas asesinadas, 25.000 desaparecidas y 4.744.046 desplazadas en el periodo comprendido entre 1958 y 2012. 

Antes de llegar al acuerdo que se suscribe hoy, los colombianos ya habían soportado en varios momentos de su historia la decepción de no lograr sellar la paz con las Farc. Tres negociaciones de paz precedentes habían sido abortadas en 1984, 1991 y 1999.

Fue solo hasta hace seis años, y después de sufrir las estruendosas derrotas militares que se le propinaron en los dos gobiernos del presidente Álvaro Uribe y el primer mandato del presidente Santos, cuando la máxima dirigencia de las Farc decidió volver a explorar la posibilidad de una negociación con el Estado Colombiano.

Los primeros dos años de esa historia fueron de contactos secretos entre emisarios de ambos bandos, quienes finalmente lograron concretar el inicio de la negociación de paz en Oslo, Noruega.

A partir de ese momento las conversaciones se trasladaron a La Habana, Cuba, donde durante casi cuatro años se negociaron los seis puntos que conforman el ‘Acuerdo final para la terminación del conflicto y el logro de una paz estable y duradera’, como se llama el pacto.

Pero la paz con las Farc todavía tiene por delante su mayor desafío, pues el próximo domingo 2 de octubre los colombianos irán a las urnas para votar en un plebiscito si respaldan o rechazan el acuerdo de paz.

En caso de ganar el SÍ, la guerrilla entregará las armas bajo supervisión de la ONU, se desmovilizará y se convertirá en un movimiento político que podrá participar libremente en las elecciones para escoger a los integrantes del Congreso de la República. A su vez, el Gobierno tendrá vía libre para poner en marcha todo lo acordado en la mesa de negociación.

De ganar el No, se entenderá que el pueblo rechazó por completo el acuerdo de Paz. Aunque la oposición política, liderada por el expresidente Uribe, insiste en que esto permitiría volver a renegociar el acuerdo, el Gobierno asegura que no existe tal posibilidad y que, en ese caso, continuaría la guerra.

A pesar del optimismo que rodea el acto de hoy, es evidente que el plebiscito ha dividido a los colombianos en dos grandes bandos: los que apoyan el acuerdo y los que lo rechazan.

La campaña política previa a la jornada electoral ha estado marcada por una gran tensión, en la que han predominado las acusaciones sobre manipulación de parte de ambos bandos.

Por otro lado, el país entero tiene una gran expectativa sobre la gran pregunta de fondo que encarnan los acuerdos de La Habana: ¿habrá o no cárcel para los guerrilleros, y especialmente para los comandantes de las Farc que enfrentaron a Estado por más de 50 años? Aunque el Gobierno deberá tramitar una ley de amnistía para los delitos políticos, la respuesta a ese interrogante dependerá de un modelo de justicia transicional que fue acordado por las partes y el cual estará regido por un tribunal especial que deberá fallar después de estudiar cada caso.

La oposición política del expresidente Uribe ha hecho de este interrogante su principal arma contra los acuerdos de paz, pues asegura que habrá impunidad y no se reparará efectivamente a las víctimas.

Y, por otro lado, la firma del acuerdo con las Farc desactiva la principal máquina del conflicto armado, pero no acaba con él. Colombia todavía tiene el desafío de enfrentar a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, ELN, y a diversas bandas criminales conformadas por ex miembros de grupos paramilitares que no se desmovilizaron durante el proceso de paz que concretó con ellos el expresidente Uribe.

A ese panorama se suma el hecho de que el narcotráfico, la principal fuente de financiación de la guerra y las bandas criminales, sigue siendo un problema vigente en el país, y muestra de ello es el crecimiento que han tenido en el último año los cultivos de coca en el país.

Más allá del debate, lo cierto es que hoy Colombia se viste de blanco para firmar un acuerdo de paz que tardó más de medio siglo en llegar.

Fuente elpais.com.co

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