Dolor. Llanto. Rabia. Cuesta definir en una palabra las sensaciones que se despertaron la mañana de este domingo en las instalaciones del Instituto Nacional de Medicina Legal de Valledupar por el asesinato de Yovanni Caballero Bonilla, de 49 años, uno de los dos árbitros de fútbol de salón profesional que tenía la capital del Cesar.
El hombre fue ultimado a las 2 de la mañana de este domingo en su residencia ubicada en la calle 22 número 17-44 del barrio Simón Bolívar luego de dejar su motocicleta en un parqueadero ubicado a un par de cuadras.
“Como nosotros vivimos en un segundo piso, mi papá siempre dejaba la moto a la vuelta de la casa. Cuando regresaba notó que lo venían siguiendo y empezó a llamar a mi mamá para que le abriera la puerta. Subió las escaleras pero ahí lo interceptaron los delincuentes y le propinaron un disparo en la zona del corazón. Luego empezaron a requisarlo y le quitaron un anillo de oro y un celular”, indicó Carolina Caballero Díaz, hija de la víctima.
El árbitro murió en la puerta de su casa y poco o nada pudieron hacer sus familiares para evitar el deceso, pues Caballero Díaz indicó que “cuando mi hermano intentó salir a defender a mi papá los delincuentes le dijeron que si se metía también le disparaban a él”.
Las autoridades indicaron que adelantan las investigaciones respectivas sobre este hecho que sucedió apenas 24 horas después del asesinato de Andrés David Jiménez García, de 30 años, en la urbanización ‘El Cerrito’, la noche de este viernes.
Jiménez García laboraba con la empresa de comunicaciones Claro, y fue asesinado en momentos en que ingresaba a su casa situada en la diagonal 16 bis número 26Bis- 87.
¿Quién era la víctima?
Caballero Bonilla nació en el municipio de Codazzi pero permanecía entre esa localidad y Valledupar jugando fútbol o dirigiendo los partidos de fútbol de salón.
Se inició en el mundo del deporte como futbolista pero en la década del 90 empezó a dirigir sus primeros compromisos.
En la actualidad era el monitor de una escuela deportiva en el municipio de Codazzi. Allí estaba vinculado con la Alcaldía, pero no se desligó del arbitraje, todo lo contrario, en la actualidad dirigía varios torneos empresariales, uno de tenderos y otros recreativos, además del profesional.
Caballero tuvo 10 hijos, y era muy estricto a la hora de entrenarse pues entendía que era la base fundamental para ser un buen árbitro.
Su deceso fue lamentado por decenas de personas que llegaron a la morgue este domingo, incluso varios de sus colegas
Tomado de www.elpaisvallenato.com